¡Oh Glorioso San Alejo mío!
Tu que tienes el poder de alejar todo lo malo que rodea a los elegidos del Señor, te pido que alejes de mí a mis enemigos.
Aléjame de Satanás, aléjame del mentiroso y hechicero, así como también del pecado.
Por último, aleja al que viniere a mí para hacerme daño.
Ponme tan lejos de los malos que jamás me vean.
Aleja de mí todos los malos pensamientos, aleja a los insensatos que quieran hacerme mal.
Acércame al Señor, para que con su divina gracia me cubra de todo lo bueno y me reserve un puesto a la sombra del Espíritu Santo.
¡Amén! ¡Así sea!
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